Cómo la respiración puede enseñarle al cuerpo que está a salvo
Descubre cómo la respiración estimula el nervio vago y ayuda a tu sistema nervioso a recuperar la calma, según la Teoría Polivagal.
El hilo invisible del sosiego
La respiración es uno de los lenguajes más antiguos del cuerpo.
En cada inhalación y exhalación, enviamos señales directas a nuestro sistema nervioso: a veces de alerta, otras de descanso. Aprender a escuchar ese lenguaje es una forma profunda de autocuidado.
El nervio vago es el gran puente entre cuerpo y mente. Nace en el tronco encefálico y recorre el corazón, los pulmones y los órganos digestivos, llevando y trayendo información sobre nuestro estado interno.
Podríamos decir que es el mensajero del cuerpo al cerebro: a través de él, el organismo comunica si se siente en peligro o en calma.
El neurocientífico Stephen Porges, creador de la Teoría Polivagal, explica que la calma no significa ausencia de activación, sino seguridad encarnada.
Cuando el cuerpo se siente a salvo, el sistema nervioso puede descansar, reparar tejidos, digerir y abrirse al vínculo.

El papel del nervio vago en la autorregulación
La rama ventral del nervio vago está asociada al sistema parasimpático: es la responsable de los estados de conexión, tranquilidad y confianza.
Cada exhalación larga y suave estimula esta rama ventral, generando un efecto fisiológico real: disminuye la frecuencia cardíaca, aumenta la variabilidad cardíaca y promueve la relajación.
La variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC) es un indicador clave de la flexibilidad de nuestro sistema nervioso. Cuanto mayor es, más resilientes somos ante el estrés. Respirar pausadamente no solo calma la mente, sino que entrena la fisiología del bienestar.
En el método somático de Sālaka Yoga, la respiración es una herramienta de conexión: un puente entre el movimiento, la emoción y la conciencia. No se trata de forzar la calma, sino de crear las condiciones para que el cuerpo la recuerde.
🌬️ Práctica somática: el ritmo del sosiego
Busca un momento de quietud.
Cierra los ojos.
Inhala por la nariz en 4 tiempos.
Exhala por la boca en 6, larga y suave.
Hazlo tres veces seguidas, observando el movimiento del pecho y la sensación de peso del cuerpo.
No intentes cambiar nada: simplemente nota lo que sucede.
A veces, una sola exhalación consciente basta para recordarle al cuerpo que está a salvo.
💭 Una reflexión final
La calma no se conquista con la mente: se encarna a través de la respiración.
Cada vez que exhalas conscientemente, tu sistema nervioso recibe un mensaje de seguridad.
Respirar es enseñarle al cuerpo que puede confiar.
🌙 Sigue explorando
En Sālaka Yoga exploramos la respiración como vía de autorregulación, autoconocimiento y presencia.
Integramos la teoría polivagal, la neurociencia y el movimiento consciente en cada práctica.
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