El yoga somático tiene efectos profundos que abarcan distintos niveles. No es solo una práctica física: es una herramienta de transformación personal, emocional y energética.
1. A nivel de práctica personal
- Desarrolla una relación más amable y realista con tu cuerpo.
- Invita a explorar sin exigencia, desde el respeto y la curiosidad.
- Permite que cada práctica sea única, adaptada a cómo estás ese día.
2. A nivel corporal
- Libera tensiones crónicas y patrones de contracción.
- Aumenta la propriocepción y la interocepción.
- Despierta zonas olvidadas, devolviendo vitalidad y energía.
3. A nivel del trauma
- Al trabajar desde el cuerpo y no desde la narrativa, permite una integración más segura y respetuosa.
- Activa mecanismos de autorregulación y reparación del sistema nervioso (según la teoría polivagal de Stephen Porges y los trabajos de Bessel van der Kolk y Peter Levine).
- Evita la retraumatización al evitar la exposición directa a los recuerdos.
4. A nivel del estrés
- Facilita la descarga de tensión acumulada.
- Regula el sistema nervioso autónomo y potencia la respuesta vagal ventral (asociada a seguridad y conexión).
- Permite salir del estado de alerta constante o del colapso.
5. A nivel emocional
- Favorece la expresión emocional segura.
- Invita a sentir sin juzgar ni controlar.
- Crea espacio interno para sostener lo que nos atraviesa y soltar lo que ya no necesitamos.
Estudios recientes han demostrado que las prácticas somáticas —como el yoga, el breathwork, la meditación y el movimiento consciente— son eficaces en el tratamiento del trauma, la ansiedad y el estrés crónico, al trabajar directamente con el cuerpo y el sistema nervioso. (Ver trabajos de Sara Lazar, Bessel van der Kolk, Peter Levine, Deb Dana, entre otrxs).

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